Vanguardias: un poco de contexto social, histórico y artístico

13.10.2013 22:33

El término Vanguardia se aplica a un espectro diverso de movimientos literarios –como el Creacionismo, Ultraísmo, Estridentismo y otros numerosos ismos– surgidos en Latinoamérica aproximadamente entre 1916 y 1935.

    El Ultraísmo y el Estridentismo surgieron de forma casi simultánea como grupos autoconscientes y combativos, dedicados a lanzar juguetones ataques contra el orden burgués establecido. El Ultraísmo se inauguró en Buenos Aires, en diciembre de 1921 con la distribución de Prisma, un folleto escrito por Borges y sus amigos literarios, que anunciaban sus objetivos y presentaba su poesía. En una vena paralela y en el mismo mes, los estridentistas empapelaron las paredes de los edificios de Ciudad de México con su poster “Actual”, firmado por Maples Arce y co-firmado por un “Directorio de Vanguardia”, con 200 firmas. Prisma y “Actual” se convirtieron en las salvas de apertura de jóvenes escritores rebeldes dedicados a crear una ruptura radical con las normas existentes, llamando la atención sobre sus intentos de erosionar el provincialismo e introducir nuevas formas literarias en las dos ciudades más grandes de Hispanoamérica. A pesar de las declaraciones de originalidad de los principales escritores de estas corrientes, no hay duda de que su actividad estuvo basada firmemente en las tendencias vanguardistas europeas de las décadas anteriores, tomando prestados de forma ecléctica elementos de diversos ismos (Futurismo, Cubismo, Dadaísmo, Expresionismo). Todos los escritores de Vanguardia se ponen a la altura del reto de innovar.

    En su manifiesto “Ultraísmo”, de 1921, Borges elaboró el programa ultraísta definitivo. Cuatro puntos resumen los preceptos fundamentales del movimiento: 1) La reducción de la poesía a su elemento primordial: la metáfora; 2) La eliminación de conjunciones y adjetivos superfluos; 3) La abolición de los ornamentos, las confesiones, los detalles circunstanciales, el sermoneo y la vaguedad afectada; 4) La síntesis de dos o más imágenes en una para agrandar el poder de sugestión del lenguaje. Estos preceptos ilustran muy bien que el poema ultraísta debía contener una serie de metáforas inconexas abruptamente superpuestas, sin aparente conexión discernible, para aumentar la expresividad del lenguaje, dejando una latitud más amplia para la expansión de la imaginación del lector.

 

Bibliografía

González Echeverría, Roberto y Enrique Pupo-Walker (eds.), Historia de la Literatura Hispanoamericana II. El siglo XX, Gredos, Madrid, 2006